jueves, 27 de octubre de 2016

Ágata, la panterita nebulosa

Ágata

Personas sin corazón, apenas vieron que la pequeña gatita tenía dientes, aprovecharon que ya no necesitaba la leche materna y la abandonaron en una parada de autobús (poco transitada por humanos, aunque no así de vehículos).

Una mujer iba a su trabajo y al dirigirse para abordar el autobús, vio que las personas esquivaban "algo" a los pies de ellas.  Al acercarse, se percató de que se trataba de un pequeñísimo felino, que la gente casi aplastó y pateó.

Ágata, calculando su salto
Con un rápido movimiento, la mujer se inclinó y tomó al gato.  Con él en brazos, abordó el autobús; cuando se sentó, puso a la la pequeña gata en su regazo, y ésta se puso de puntillas y le lamió la barbilla a su rescatadora.  Antes de llegar a la oficina, la mujer pasó y compró lo necesario para tener a la pequeña gatita cómoda y alimentada ahí mismo, en su lugar de trabajo.

La mujer llamó a su esposo para contarle lo ocurrido; éste le dijo: "la pequeña te adoptó, tenés que ponerle un nombre y traerla a casa".  Viendo la tonalidad y la forma de las manchas en el pelaje de la felina, ella le puso el nombre de Ágata.  Esta gatita es muy energética y posee un lado salvaje.  Uno de sus pasatiempos favoritos es trepar a alturas que sus hermanos felinos ni siquiera contemplan como posibilidades, por lo cual se ganó el sobrenombre de "pantera nebulosa", ya que su comportamiento recuerda a esos felinos salvajes.

Ágata se menciona en el cuento "¡Soy una cazadora!", como una de las hermanas de la protagonista.  Si desea leer esta historia, la puede encontrar en el libro Gatohólicos Anónimos.

1 comentario:

  1. Felicitaciones a sus padres adoptivos que no fueron indiferentes al hacer sido abandonada

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